jueves, 27 de septiembre de 2007

Vivir en un pueblo



Una de las cosas que han cambiado últimamente en mi vida es la de tener que vivir en un pueblo. Siempre he vivido en una capital de tamaño medio-grande, de modo que me tuve que acostumbrar a algunas cosas que daba por sentadas desde hace muchos años.

Vivir en un pueblo tiene ventajas e inconvenientes. Para mi, la mejor es que las distancias son pequeñas y que puedes andarte el pueblo de una punta a otra en diez minutos, con lo cual no necesitas usar el coche. Otra ventaja es la tranquilidad y el silencio relativo

Pero lo que peor llevo es que en un pueblo te conoce todo el mundo; sales a la calle y tienes que ir saludando a todos, lo cual no me molesta pero, si eres docente como es mi caso, ocurre que algunos alumnos tienden a "vengarse" en la calle del trato que no te pueden dar en las aulas. Con lo cual, aunque lo intentas, lo mejor es quedarte en casita y si quieres ir a tomar un café (por ejemplo) o darte un paseo, lo mejor es irte al pueblo más cercano donde no te conoce nadie.

De todas las formas siempre queda el alivio de poder pasear y relajarse mirando el discurrir del rio que para los que vivimos en el interior, suple ventajosamente a la costa marítima.

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