Una de las cosas que han cambiado últimamente en mi vida es la de tener que vivir en un pueblo. Siempre he vivido en una capital de tamaño medio-grande, de modo que me tuve que acostumbrar a algunas cosas que daba por sentadas desde hace muchos años.
Vivir en un pueblo tiene ventajas e inconvenientes. Para mi, la mejor es que las distancias son pequeñas y que puedes andarte el pueblo de una punta a otra en diez minutos, con lo cual no necesitas usar el coche. Otra ventaja es la tranquilidad y el silencio relativo
Pero lo que peor llevo es que en un pueblo te conoce todo el mundo; sales a la calle y tienes que ir saludando a todos, lo cual no me molesta pero, si eres docente como es mi caso, ocurre que algunos alumnos tienden a "vengarse" en la calle del trato que no te pueden dar en las aulas. Con lo cual, aunque lo intentas, lo mejor es quedarte en casita y si quieres ir a tomar un café (por ejemplo) o darte un paseo, lo mejor es irte al pueblo más cercano donde no te conoce nadie.
De todas las formas siempre queda el alivio de poder pasear y relajarse mirando el discurrir del rio que para los que vivimos en el interior, suple ventajosamente a la costa marítima.
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